Es domingo y llueve en Berlin. Desde la ventana veo la contrapared gris que rodea un patio de cemento con verdes que llegan apenas a la altura del segundo piso. Yo estoy en el quinto. Frente a mis ojos pasean recuerdos y visiones de meses atrás, invocados por las fotografías que adornan las paredes del cuarto de mi amiga y la música del tango que me acompania ininterrumpidamente desde hace unas semanas. Finalmente tengo tiempo, mentado tiempo, para dejarme llevar por pensamientos, recuerdos, suenios, devaneos.
La noche entro ya y yo no he escrito mas que unas pocas lineas. Es que hay mucho que decir, pero poco que escribir... Y es hora de ir a la cama.
viernes, 4 de julio de 2008
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